Señor de Bembibre
Don Álvaro, señor de Bembibre, se ve correspondido en su amor por doña Beatriz, hija de don Alonso señor de Arganza. Pero éste ha decidido dar en matrimonio a su hija única y heredera al conde de Lemus. Doña Beatriz promete a don Álvaro que, antes que casarse con el conde de Lemus, hará todo lo posible por ingresar en el convento. Don Álvaro acude a su tío, su tutor y maestre de los templarios, en un momento en que se aproxima la completa ruina de la orden del Temple y a la que se añaden los rumores que circulan sobre ellos: el Papa los ha excomulgado en Francia y los templarios están presos a la espera del castigo. El tío de don Álvaro le aconseja hablar con el abad de Carracedo, confesor de los señores de Arganza. El abad se muestra disponible a ayudar a don Álvaro a condición que se aparte de la alianza de los templarios. El abad le lleva a una ventana desde la que se divisan las ruinas de la ciudad romana de Berdigum y le aconseja que vaya allí, en medio del silencio de la noche, y pregunte a las ruinas por la grandeza de sus señores, que no dejarán de darle respuesta los silbidos del viento y el aullido del lobo… (Resumen por Tux) Enrique Gil y Carrasco (Villafranca del Bierzo (León), 15 de julio de 1816 – Berlín (Alemania), 22 de febrero de 1845) fue un escritor romántico español. Es recordado fundamentalmente […]